martes, 3 de noviembre de 2009

Despedida



... Ella estaba sentada en un pequeño banco en medio de aquel enorme jardín. Se podía sentir la vida misma en aquel lugar. Los enormes árboles que estaban alrededor y el canto insesante de los pájaros llenaban el corazón de quienes se paseaban por allí. Cuando estube al lado de ella, sentí angustia, me senté a su lado y posé mi mano en su hombro, ella seguía con su vista perdida en el infinito. Quise llorar pero no lo hice, ella no podía verme en ese estado, aunque tal vez si lo hiciera tampoco me reconocería. Comencé a contarle mi historia de vida, le detallé cada instante que pasé con él, le describí lo feliz que fuí y todo lo que le amé, le dibujé aquellos hermosos paisajes que ví y los soleados y calurosos días que por fortuna tuve. Ella dió un gran suspiro, su mano se posó en la mia y se giró para mirarme, en sus labios se dibujó algo parecido a una sonrisa y cuando ví mi reflejo en aquellos ojos inundados por las lágrimas, supe que me decía adiós y entendí que me encontraba sola.

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